Entre los problemas ambientales que afronta el país se destaca la deforestación/transformación de ambientes naturales.
La Ecorregión de Venezuela, está sufriendo actualmente la
presión de transformaciones por parte de plantaciones forestales de rápido
crecimiento. El proceso de conversión de ecosistemas naturales
en tierras de cultivo responde a una multitud de variables y necesidades socio-económicas, políticas, tecnológicas y hasta climáticas que inducen este
comportamiento por parte de los productores agropecuarios. Ante esta situación,
le corresponde al estado planificar inteligentemente y respetando los derechos de propiedad el desarrollo de estos procesos, a fin de no
comprometer la provisión de bienes del productor.
Así se vienen presentando
distintos casos que son resultado de actividades económicas, o de megaproyectos
estatales, a espaldas de las comunidades locales, con repercusiones ambientales
y sociales incuantificables, que requieren una respuesta oportuna de la comunidad
nacional e internacional, tales como:
- Reserva Forestal de Imataca (Edo. Bolívar y Edo Delta Amacuro), área rica en bosques lluviosos de gran biodiversidad pero de alta susceptibilidad a la actividad aurífera, la cual implica grandes deforestaciones y contaminación con mercurio y cianuro. Durante años se ha luchado contra esa política minera y todavía se exige la derogatoria del cuestionado Decreto para que sea sustituido por una normativa, previa consulta pública adecuada, que no perjudique al área protegida.
- La explotación de carbón en la Sierra de Perijá, a cielo abierto, que viene destruyendo las cuencas hidrográficas más importantes del Estado Zulia a pesar de la oposición de las comunidades locales y en especial de los indígenas Barí y Yuckpa. A esto se le suma la proyección de un puerto carbonífero denominado "América", en la entrada al Lago de Maracaibo, que de construirse afectaría la pesca artesanal y el turismo y sólo dejaría más contaminación a las aguas aledañas.
- La minería en las áreas protegidas del Estado Bolívar que protegen a la cuenca del río Caroní, actividad que viene destruyendo los bosques guayaneses con deforestaciones, sedimentación y contaminación de los ecosistemas y del hombre. Todo esto sin importar que dicha cuenca aporta el agua que abastece el consumo de los principales centros poblados de la región y a la represa del Gurí, que produce por lo menos el 70 % de le energía eléctrica del país.
- La construcción del tendido eléctrico a Brasil atravesando varias áreas protegidas de Guayana, entre la que destacan el Parque Nacional Canaima, la Reserva de Imataca y la Zona Protectora Sur de Bolívar, que junto a otras infraestructuras y un marco legal minero favorable a las transnacionales, sólo sirve para fomentar los intereses del oro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario